Les hablo del proyecto L'Arbre Blanc, en Montpellier (Francia), una torre residencial de 17 plantas que destaca por asimilarse a las formas básicas de la naturaleza, aprovechando la iluminación natural, dando como resultado un gran ahorro energético.

Su estructura en color blanco y abierta parte de un eje central desde el que las terrazas de las viviendas se extienden como ramas en busca de luz, igual que lo haría un árbol, en un diseño que mezcla la cultura mediterránea y japonesa.

Se han creado espacios públicos en la parte inferior y superior del edificio: la planta baja es un espacio con paredes de vidrio que se abre a la calle, mientras que en la parte superior hay un bar abierto para el público y un área común para residentes.

Pero lo que distingue al proyecto es su diseño, un edificio inspirado en un árbol, con balcones que se ramifican del tronco y sombras que brotan y protegen su fachada.

La atención prestada a su entorno y los estilos de vida locales guió a los arquitectos a lo largo de la fase de diseño...