Siempre me ha gustado esta historia:

En la isla de San Andrés, de tan sólo 27 km², y perteneciente a Colombia, uno de los mayores deseos de los lugareños (y visitantes) es encontrar el gran tesoro repleto de oro, plata y piedras preciosas que, según se dice, el pirata de origen galés Henry Morgan, escondió en una cueva. 

Esta fantástica historia ha sido difundida oralmente durante décadas, cobrando fuerza en un lugar específico, la llamada "Cueva de Morgan", sitio donde se dice que está escondido la gran fortuna que Morgan arrebató a los españoles después de derrotarlos con la ayuda de 1.200 hombres. Fue así como se adueñó de la vieja Panamá y la saqueó por completo.

Se dice que el pirata Henry Morgan había asaltado y saqueado Panamá y Portobelo, y de costa a costa, Pacifica y Atlántica, pero cuando iba de regreso a su base en Jamaica en 1668, se topó con un huracán y entró a este puerto con 5 galeones cargados con oro, perlas, plata, doblones...

De ahí viene la leyenda y el mito, que dice que ese magnífico tesoro fue escondido en esta cueva.

Este lugar está ubicado en el kilómetro 8 de la vía que circunvala la isla. Ahí, en una cueva que se prolonga hasta 120 metros de profundidad, cubierta por agua dulce, dicen los nativos que permanecen las riquezas de este pirata, razón por la cual diariamente llegan cientos de visitantes para visibilizar desde lejos esa pequeña cavidad que alberga murciélagos, pequeñas lagartijas, cangrejos y la estatua/figura de un pirata que fue puesta como atracción para los visitantes.

El acceso está restringido más allá de los 4 metros, y sólo es posible sacar fotos en la boca de esta legendaria cueva de roca coralina.

Quienes han tenido la osadía, como diría un pirata, de atravesarla, aseguran que al final hay una imponente isla virgen, que no alberga el anhelado tesoro...ohhhh!

La sensación de misterio está latente en cada rincón de esta cueva agrietada, que simboliza la identidad de un mito que no deja de difundirse entre propios y visitantes...