Esta es una tradición marinera y culinaria que merece la pena ser conocida, primero porque es algo curioso, y segundo, porque cada vez está más en desuso. No recuerdo exactamente a qué edad ví por primera vez esta forma de "tratar" y conservar el pescado, pero de lo que estoy seguro es de que era sólo un niño, y recuerdo que me llamó mucho la atención.

Pero antes de nada, habrá que explicar qué es esto del "jareado", algo propio de las islas Canarias (España), al menos hasta donde yo sé, especialmente de las islas de Lanzarote y Fuerteventura (también en El Hierro), pero sobre todo en las dos primeras, las más orientales del archipiélago de "las afortunadas".

Se trata basicamente de secar al sol (idealmente con la brisa marina) tras abrirlos en canal, pescados como la sama, la vieja, la zapata, la chopa, el cherne (si es más bien pequeño) o la salema p.e., previa evisceración, "rajado" de las espinas con el cuchillo para favorecer una buena ventilación, salado con sal marina (no mucha) durante unos 15 minutos y lavado posterior con agua salada (sólo el pescado fresco se ha utilizado para el jareado). 

Digo que es algo curioso porque más allá de recordar con cariño vacaciones y "asaderos" o barbacoas con familia y amigos, el jareado se solía hacer en lugares variados, como muelles, playas, entre los barcos de pesca, etc, llegando incluso a "tenderse" los pescados al sol como si de ropa se tratase en las azoteas de las casas de los pueblos costeros.

Tras el jareado, cuyo resultado es un pescado que se conserva muchísimo tiempo, puede llevarse a una buena brasa en un "asadero" o barbacoa, a un buen "sancocho canario" o como recuerdo también haberlas comido en Fuerteventura de niño, directamente tras prenderles fuego tras echarles por encima alcohol (no tengo ni idea de si era algo común, pero no estaban nada mal asadas de esta manera un tanto peculiar jeje) con papas arrugás y gofio por supuesto.

Algo que aún hoy en día me parece algo muy singular...