Esta curiosa ceremonia se ha convertido con los años en un gran atractivo para todos aquellos que visitan Japón, y es recomendable verla.

La introducción del consumo del té como parte de la vida cotidiana en este país llegó, según tengo entendido, de la mano de monjes budistas provenientes de China en el siglo IX.

Los monjes, instruidos en la filosofía zen, transmitieron sus conocimientos durante la preparación y toma de un tipo de té verde, el matcha (este té tiene un sabor fuerte y un elevado nivel de teína, y debido a estas propiedades, el ritual se alargaba, con el fin de poder degustarlo lentamente. Esto, sumado a sus propiedades medicinales, lo convertirían en el té oficial utilizado en la ceremonia).

Aunque la ceremonia puede realizarse en cualquier hogar tradicional, es costumbre realizarla en una casa de té o Sukiya, que suele estar apartada de la casa principal, normalmente rodeada por un jardín y a la que se accede caminando por un pequeño sendero de piedras o roji. Esta casa tiene varias salas, la sala de ceremonias o cha-shitsu, la sala para los preparativos o mizu-ya y la sala de espera o yoritsuki (el anfitrión o maestro de ceremonia es quien indica el inicio y utilización correcta de las salas). 

Los utensilios son característicos:  la tetera o cha-wan, el recipiente para el té o cha-ire, la varilla para agitar y mezclar el té matcha o cha-sen y el cazo o cucharón para servir el té o cha-shaku. Todos estos utensilios son de un gran valor, incluso artístico, y es por esto por lo que pasan de unas generaciones a otras. 

Para esta ceremonia se va "de etiqueta", los hombres con kimono de seda y colores lisos y blasón familiar, y las mujeres con kimono estampado y poco llamativo. Además sólo pueden hacerla aquellos que tienen el título menjo (que conlleva saber caligrafía y el uso correcto del kimono, etc).

Los invitados entrarán a gatas en señal de respeto al anfitrión y luego todos adoptan la postura seiza. Normalmente se les da un pequeño dulce a los invitados también.

Los invitados deben beber a la vez, a pequeños sorbos, y tras beber el té, se limpian los bordes de los cuencos y el anfitrión los recogerá.

El invitado principal, el primero en entrar, pide permiso para examinar los utensilios, se retiran en orden y el maestro de ceremonias o teishu quien finalizará la ceremonia.