Imaginen un lugar donde cada año (no sé cómo se celebrará ahora tras la pandemia de coronavirus) se celebra, a lo largo de 3 días, durante el Carnaval, una "guerra abierta" a naranjazo limpio, y donde se llegan a arrojar más de 256.000 kg de naranjas. Pues bien, el lugar existe, se llama Ivrea, y está en el Piemonte, en el norte de Italia.
La cuestión es, ¿cuál es la historia de esta batalla campal de naranjas o "Battaglia delle arance"?¿cuándo y de dónde surge?
Cuenta la leyenda que, allá por el siglo XII, un tirano gobernante de la ciudad, Rainieri di Biandrate, quiso usar el derecho "ius primae noctis", conocido como derecho de pernada, sobre la recién casada hija del molinero, conocida como Mugnaia. La chica respondió decapitando al tirano, y su acto provocaría más tarde una rebelión que se extendió por toda la ciudad y se convertiría anualmente en un símbolo de libertad.
En realidad, la tradición de usar naranjas empezó como un juego, en el que participaban las clases altas de la ciudad en el Piamonte del siglo XVIII, pero con el tiempo se convirtió en una auténtica batalla campal, tanto que para 1850 se declaró ilegal arrojar naranjas. Pero como durante el Carnaval "todo vale", lo prohibido se convirtió en atractivo y la Batalla de las Naranjas terminó por ser una parte tradicional del Carnaval de Ivrea.
Cada año se elige a una mujer del pueblo para que haga de Mugnaia (la hija del molinero) y a un hombre para que haga de El General (el líder de la rebelión).
La historia consiste en que los ciudadanos de Ivrea (conocidos como Aranceri), se reúnen en la plaza mayor del pueblo, en 9 equipos, agrupados por distritos geográficos de la ciudad. Con nombres tan curiosos como Aranceri della Morte (Gente de la Muerte), o Aranceri Pantera Nera (Las Panteras Negras) por ejemplo, cada equipo tiene sus propios símbolos, ropajes, estandartes y banderas, y básicamente lo que cada equipo tiene que hacer es defender su territorio contra los malvados y protegidos "soldados del tirano", que son otros ivreanos que andan en 38 carros tirados por caballos y que lanzan naranjas a tutiplén, y los cuales se les responde a naranjazo limpio también, osea, que las naranjas vuelan por doquier.
Nota: las naranjas proceden de los restos de las plantas de embalaje del sur de Italia y Sicilia y no deben ser ni muy grandes ni muy pequeñas, no deben estar congeladas (por razones obvias) y deben lavarse bien y envasarse en cajas que quepan en los carros. En total, aproximadamente 400 toneladas de naranjas se compostan tras el Carnaval.
Por supuesto, se permiten espectadores en este evento, aunque nadie está obligado a participar. Puede verse desde detrás de mayas colocadas a tal fin, así como desde cubiertas en los edificios circundantes. En realidad, también puedes meterte en el campo de batalla, pero no es muy recomendable, jeje.
Finalmente ganará el premio el equipo que haya demostrado mayor “ardor, técnica y lealtad” (a saber cómo valoran eso).
Tradicionalmente lo que se hace, además de lanzarse naranjas, durante estos días bajo el frío invierno piamontés, es beber vino caliente y comer un guiso de alubias y bacalao con polenta.
En fin todo un espectáculo donde no faltan las narices o labios rotos, ¡pero todo sea por el espectáculo!
jejeje me encanta!!!!
Una actividad estupenda para sacarse de encima el estrés.... 🤣🤣
jajaja, además creo que los extranjeros también pueden participar como arancieri usando las naranjas caídas en la plaza... 😝😝
🤣🤣