Me encanta Italia, y lo que voy a compartir aquí es uno de esos rincones inesperados (para mí lo fue) que pueden encontrarse en esta isla de Sicilia.

Les hablo de Pantalica, al oeste de Siracusa, donde los ríos Anapo y Calcinara convergen en una especie de garganta de piedra caliza, en las colinas de Monti Ibleil. Allí podrán ver un lindo estanque de aguas claras, campos y huertos de frutales, almendros, nogales, etc...

Para explorar Pantalica pueden tomar la carretera desde Ferla, y, aunque es complicado, intentar llegar hasta Anaktoron, restos de la antigua capital del rey Hiblon, monarca de los sikels (tribu que habitó Sicilia durante la edad del hierro, y si no recuerdo mal, fueron los que dieron el nombre a la isla). 

Cuando lleguen, estarán ante más de 5.000 tumbas excavadas en la roca caliza, que forman parte de una enorme necrópolis de los siglos XIII y VIII a.C.

Estas tumbas fueron más tarde reutilizadas por refugiados en la época bizantina, excavándose incluso una iglesia.

Es muy impresionante ver todo esto a un paso de la civilización...