Conocida por los romanos como la "Regina Viarium", la Vía Appia Antica fue la primera y una de las más importantes calzadas de la antigua Roma, creada en el año 312 a.C. como vía de comunicación entre Roma y Capua e impulsada por el censor Appius Claudius Caecus, magistrado que le dio su propio nombre.

Adoquinada con grandes bloques de piedra volcánica, fue la primera calzada del Sur, que partía (y parte) desde Porta San Sebastiano (del siglo V, la puerta más grande de la Muralla Aureliana).

En el siglo II d.C., se construyó una vía alternativa a la “antigua Vía Appia”. Esta permitía llegar desde Roma hasta Brindisi en 13-14 días, tras recorrer una distancia de unos 540 kilómetros. Desde aquel puerto del Adriático y tras estas dos semanas de marcha desde la capital, las legiones romanas partieron hacia la conquista de su Imperio en Oriente.

Tras la caída del Imperio Romano, el camino quedó en desuso y en 1784, durante el papado de Pío VI, se restauró y se construyó una nueva Via Appia en paralelo con la antigua, a la que se llamó Via Appia Nuova.

Si piensan viajar a Roma en algún momento de sus vidas, cosa que recomiendo encarecidamente, no duden en hacer este hermosos trayecto por esta mítica calzada romana.

En la actualidad alberga un parque en el cual se incluye la Muralla Aureliana y una gran cantidad de restos arqueológicos, además de especies autóctonas de las colinas de Roma. Los fines de semana la mayor parte de la Vía Appia Antica se transforma en un área peatonal.

Algo muy curioso de esta vía (aunque no es un fenómeno exclusivo de ella) son los monumentos que pueden verse en sus márgenes según avanzamos en nuestro paseo, y que básicamente son catacumbas (realizadas entre los siglos I y V por los primeros cristianos) y otras tumbas romanas, algo que me resultó insólito, ya que por lo visto era una costumbre romana enterrarse cerca de las calzadas, para que siempre se recordara a los difuntos, después de todo, era muy importante proporcionar a éstos una tumba o un sepulcro donde sus espíritus pudieran tener una morada.

Nota: en la antigua Roma se prohibían los entierros dentro de los muros de la ciudad, motivo por el cual los primeros cristianos excavaron alrededor de unos 300 km de túneles y tumbas de varios niveles bajo los caminos que conducían a ella. Más tarde, éstas fueron abandonadas y olvidadas, hasta que en el siglo XVI un labrador hizo el curioso hallazgo. Hay varias en este entorno, la Catacombe di San Sebastiano , la Catacombe di Santa Domitilla, la Catacombe di San Callisto, la Catacombe di Priscilla o por ejemplo la Catacombe di Sant'Agnese.

Muchas curiosidades hay que ver relacionadas con esta vía, como por ejemplo el Mausoleo delle Fosse Ardeatine (Mausoleo de las  Fosas Ardeatinas), un monumento-museo que conmemora la resistencia de la ciudad contra los alemanes durante la II Guerra Mundial. La noche del 24 de marzo de 1944, los nazis condujeron a 335 prisioneros a una cantera abandonada al sur de Roma y los fusilaron a quemarropa como represalia por la muerte de 32 soldados alemanes (entre las víctimas, que fueron escogidas al azar, había curas, oficiales, unos 100 judíos y hasta un muchacho de 14 años).

Tras la revuelta de esclavos liderada por Espartaco en el año 73 a.C., y tras su derrota ante el ejército romano, más de 6.000 esclavos fueron crucificados a lo largo de 130 millas romanas de la Vía Appia, para escarnio y ejemplo ante el mundo del poder de la República de Roma.

Otra curiosidad es la iglesia llamada Domine Quo Vadis ("Señor ¿Dónde vais?"), construida en el 1637 en el lugar donde se dice que San Pedro, huyendo de Roma, encontró a Jesús; fue entonces que Pedro le preguntó: "Domine,, Quo Vadis" ("Señor ¿Dónde vais"?), a lo que Jesús contestó: "Venio iterum crucifigi", ‘¡Voy a que vuelvan a crucificarme!’. Pedro, que huía de las persecuciones y el martirio, regresó sobre sus pasos y se entregó a los verdugos.

O por ejemplo la iglesia de San Sebastiano, donde está la losa de mármol con las supuestas huellas de Cristo (en realidad tengo entendido que se trata de un ex voto pagano para invocar un buen viaje que fue confundido con las milagrosas huellas que Cristo dejaría en aquel lugar).

Otro lugar digno de ver es el Circo de Massencio, hipódromo privado construído bajo el mandato del emperador Massencio, y que data del año 309 d.C. Es el circo mejor conservado del Imperio, con 512 metros de largo, 92 de ancho y capacidad para albergar hasta 20.000 espectadores.

Si llegan hasta este bonito lugar de la hermosa Roma, no olviden ir también al Colambarium, un antiguo depósito de urnas donde los romanos guardaban las cenizas. Creo que hoy por hoy sigue habiendo un restaurante, en el que se puede apreciar la cámara mortuoria, con los nichos alineados en las paredes, y donde además, se come muy bien!