Cubre alrededor de 4.264.761 km² de América del Sur (más de 1/3 de todo el continente) por lo que es la cuenca más grande del planeta.

Es el hogar de unas 400 tribus de indígenas, cada una con su propia cultura, su lengua y un territorio distinto. La mayoría de las tribus del Amazonas son cazadoras-recolectoras. Se mueven a una nueva zona cada pocos años, pero son muchas las tribus que prefieren tener una existencia más estacionaria. Las personas viven en edificios comunales y compartes recursos con su comunidad. 

Cada tribu tiene su propio idioma y su propia cultura (danzas, manualidades, canciones, medicamentos…), incluso sus propios cultivos. 

En la mayor parte de la Amazonia se practica alguna forma de animismo: este sistema de creencias ve la selva como el hogar de la vida espiritual, con todas las flores, plantas, animales… todos ellos tienen su propio espíritu (de hecho, por ejemplo, los Yanomami del sur de Venezuela y norte de Brasil, suelen realizar rituales y para ello consumen drogas alucinógenas que crean a partir de la corteza de árboles, y cuyo objetivo es poder ver los espíritus). 

Los chamanes usan el poder de los espíritus para curar a los miembros de la tribu y para pedir que sus enemigos no les hagan daño.

Suelen tener un conocimiento bastante sofisticado sobre medicamentos, obtenidos fundamentalmente de plantas de la selva. Existen, aún hoy en día, tribus aisladas, de las que el mundo no tiene, o el que tiene es casi nulo, conocimiento.

Todo ello, la cuenca, los ríos, las tribus, la flora, la fauna..., está amenazado permanentemente, cada vez más, por la minería, la explotación forestal, el petróleo (caso de la Amazonia Ecuatoriana por ejemplo) que arrasan regiones enteras de masa forestal y contaminan aguas superficiales y subterráneas.

Es el gran pulmón del planeta y hay que hacer todo lo posible por salvaguardarlo...