Es evidente que aún desconocemos muchas cosas de este virus que trae de cabeza al mundo en los últimos meses, y aunque aún no está claro el origen de la pandemia de este último SARS-CoV-2, hay algo que parece que sí se sabe, y es la relación que, presuntamente, hay entre los murciélagos, los únicos mamíferos capaces de volar, y los coronavirus (ya habían sido el origen de otras epidemias).

No hay que olvidar que los coronavirus son capaces de infectar a mamíferos y aves, tales como perros, pollos, vacas, cerdos, gatos, pangolines y los propios murciélagos.

Ya a comienzos de este siglo, se piensa que fueron los causantes de la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo, más conocido como SARS, que infectó a más de 8.000 personas, 800 de las cuales murieron.

Además, a mediados de la década de 2010 estuvieron, se cree, en el origen de otra enfermedad respiratoria similar al SARS: el conocido como Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS), que afectó a unas 2.500 personas, pero de mayor letalidad, matando a más de 850.

Con respecto a este último coronavirus, unos dicen que pudo haber sido sintetizado o por lo menos "modificado" genéticamente, otros postulan que su origen pudo estar en un mercado de Wuhan, que vendía mariscos y carne de animales salvajes, incluyendo a murciélagos y víboras.

A finales de enero de este año 2020, The New York Times publicó un informe sugiriendo que el murciélago grande de herradura chino (Rhinolophus ferrumequinum) podría haber sido el origen de todo. El artículo, escrito por el periodista científico James Gorman, resaltaba que los murciélagos son capaces de vivir con varios virus, sin enfermarse, como reservorios (algo sabido hace ya tiempo por la comunidad científica).

Virus potencialmente transmisibles por estos mamíferos voladores son, además de las distintas cepas de coronavirus, el de la rabia, el de Marburg, el Nipah y el Hendra,

Algunos científicos creen que incluso el Ébola también podría haberse generado en estos mamíferos, aunque no está confirmado.

Si bien es cierto que no son los únicos animales que pueden ser vectores de enfermedades transmisibles al ser humano (también pueden ser reservorios aves, roedores, primates e incluso insectos), los murciélagos son ciertamente problemáticos a este respecto por lo que parece.

Esto no ocurre porque los murciélagos sean especialmente agresivos ni nada parecido, parece ser que es más un problema de invasión por parte del ser humano de su hábitat, hecho cada vez más frecuente (algo que no afecta sólo a estos mamíferos) y porque ciertas culturas tienen muy interiorizadas ciertas prácticas como comerlos o comercializarlos.

El problema, siendo esto así, es que estos mamíferos son especialmente tolerantes a estos virus, siendo capaces de llevarlos consigo como reservorios pero no enfermar, y por tanto, tienen una capacidad importante de transmisión.

Esta transmisión puede verse agravada por el hecho de que vuelan, lo que puede contribuir a la diseminación de estas enfermedades, especialmente a través de sus heces.

La pregunta inmediata podria ser: ¿por qué tienen esta tolerancia?

Algunas investigaciones recientes postulan que las adaptaciones evolutivas de los murciélagos que les permitieron volar, modificaron también su sistema inmunológico. 

La teoría (propuesta en 2018 por científicos chinos y de Singapur) es interesante: por lo visto, para generar energía suficiente para volar, las células de los murciélagos se rompen y liberan fragmentos de ADN. Normalmente, el sistema inmunológico de un mamífero responde a esos fragmentos como si fueran un organismo extraño, los ataca y los destruye.

Lo curioso del tema es que, en el caso de los murciélagos, éstos parecen haber desarrollado una adaptación que modifica su respuesta inmunológica, haciendo que no se produzca este ataque a estos fragmentos de ADN no identificados, lo que implica que su sistema inmunológico actua de forma efectiva y eficaz, pero no exagerada, ante la presencia de un virus.

Esto es lo que ha supuesto que, en la actualidad, los murciélagos sean huéspedes de una proporción bastante más alta de zoonosis (enfermedades transmisibles al ser humano) en comparación con el resto de mamíferos.

Sin embargo, en muchas regiones del mundo, son animales de lo más necesarios para los ecosistemas, ya que son vitales para la polinización de frutas como los plátanos, los aguacates y los mangos, y también comen toneladas de insectos que son vectores de enfermedades.

Como dato curioso, decir que los murciélagos son los mamíferos más numerosos tras los roedores.

Una posible solución sería evitar el comercio y la ingesta de animales silvestres, aunque a nadie se le escapa que esto es, en la práctica, complicado de hacer, ya que son prácticas que están muy arraigadas en ciertas culturas.

Con todo, los virólogos afirman que deberemos prestar atención a otro aspecto: la búsqueda de futuros huéspedes animales, ya que es posible que éste y otros virus se afiancen en una nueva especie o especies, y construyan un reducto para reinfectar al ser humano en el futuro (ejemplos de especies que podrían verse afectadas son los pangolines, los gatos, las vacas, los búfalos, las cabras, las ovejas, las palomas, las civetas o los cerdos).