Los mitos de creación, también conocidos como cosmogonías, son relatos que las culturas antiguas utilizaron para explicar el origen del mundo y del ser humano. Estas historias varían de una civilización a otra, pero muchas comparten temas comunes, como el caos primigenio, la lucha entre fuerzas opuestas y el surgimiento del orden cósmico. Exploremos pues algunos de los mitos más fascinantes y terroríficos sobre la creación del mundo en diferentes culturas antiguas.
El mito de la creación en la Mitología Griega
La mitología griega sitúa el origen del universo en el Caos, un vacío informe y oscuro que existía antes de la creación. De este Caos primordial surgieron las primeras deidades que representaban fuerzas fundamentales: Gea, la Tierra; Tártaro, el Inframundo; Eros, el amor y la atracción; y Érebo, la oscuridad del inframundo.
Gea, la diosa madre y personificación de la Tierra, dio a luz por sí misma a Urano, el cielo estrellado, quien luego se convirtió en su consorte. Juntos engendraron a los poderosos Titanes, a los Cíclopes (gigantes de un solo ojo) y a los temibles Hecatónquiros (criaturas con cien manos). Urano, temiendo a sus propios hijos, los encerró en el vientre de Gea, hasta que su hijo más joven, Cronos, lo derrocó al castrarlo con una hoz.
La sangre de Urano que cayó sobre la tierra dio lugar a los Gigantes y a las Erinias (diosas vengadoras). Este acto violento entre padre e hijo refleja la importancia del conflicto en la mitología griega como un precursor del orden cósmico. Más tarde, Cronos se convertiría en el líder de los Titanes, pero sería derrocado por su propio hijo, Zeus, en una lucha conocida como la Titanomaquia.
El mito del Caos refleja la transición del desorden a la organización del cosmos. En la antigua Grecia, esta historia simbolizaba la eterna lucha entre las fuerzas naturales, la creación y la destrucción. Gea representa la fertilidad y la vida, mientras que Urano, con su represión, simboliza el miedo a la renovación.
El mito de la creación en la Mitología Nórdica
En la mitología nórdica, la creación del mundo comenzó en el vacío llamado Ginnungagap, que existía entre dos reinos: Niflheim, el reino del hielo y el frío, y Muspelheim, el reino del fuego y el calor. Cuando el calor de Muspelheim y el frío de Niflheim se encontraron, el hielo comenzó a derretirse, y de las gotas emergió el gigante primordial Ymir, quien se alimentaba de la leche de la vaca Audhumla, creada también a partir del hielo derretido.
De Ymir nacieron los primeros gigantes de hielo, pero su existencia estaba destinada a ser efímera. Los dioses Odin, Vili y Ve, hijos de Borr (descendiente del primer ser humano, Buri, que fue creado por la vaca Audhumla), mataron a Ymir y usaron su cuerpo para crear el mundo. La carne de Ymir formó la tierra, su sangre los océanos, sus huesos las montañas, y su cráneo el cielo. Su cerebro, esparcido por el aire, se convirtió en las nubes.
La creación de los seres humanos en la mitología nórdica llegó más tarde, cuando Odin y sus hermanos encontraron dos troncos en la orilla del mar. A estos troncos les dieron vida, creando a Ask (el primer hombre) y Embla (la primera mujer).
El mito nórdico resalta la importancia del sacrificio en la creación. Ymir, como el gigante primordial, es destruido para dar paso al orden cósmico. El Ginnungagap, el gran abismo entre el hielo y el fuego, simboliza la tensión entre las fuerzas opuestas de la naturaleza que convergen para dar forma al universo.
El mito de la creación Egipcia
En la mitología egipcia, la creación del universo comienza en las aguas primordiales del Nun, que existían antes de la creación de la Tierra. En estas aguas surge el dios del sol, Ra, quien aparece sobre una colina que emergió del caos acuático. Según las tradiciones de Heliópolis, Ra fue el creador de todo, trayendo luz al universo y separando el caos del orden.
A partir de Ra, surgieron otras deidades: Shu, el dios del aire, y Tefnut, la diosa de la humedad. Estos dioses representaron la primera generación divina. Shu y Tefnut engendraron a Geb (la Tierra) y Nut (el cielo), quienes se separaron para crear el espacio en el que habitarían los seres humanos.
El mito de Ra no es el único relato de creación en el antiguo Egipto. También existen otras versiones, como la de Ptah, el dios de la creación en Menfis, quien creó el mundo a través del pensamiento y la palabra. Esta tradición se asemeja a conceptos más filosóficos de la creación, como el poder del logos.
Ra simboliza el orden frente al caos, y su surgimiento de las aguas primordiales representa la llegada de la luz y la vida. El concepto egipcio de "Maat", o el orden cósmico, está profundamente relacionado con estos mitos de creación, ya que reflejan la importancia de la armonía en el universo.
El mito de la creación Mesoamericano (Aztecas)
En la mitología de los aztecas, la creación del mundo está vinculada a un ciclo de destrucción y renovación. Según los aztecas, el mundo ha pasado por Cinco Soles, o eras, cada una regida por un dios y terminada por una catástrofe. El primer sol fue destruido por jaguares, el segundo por vientos huracanados, el tercero por un diluvio, y el cuarto por una lluvia de fuego.
El quinto y actual sol fue creado cuando los dioses Tezcatlipoca y Quetzalcóatl hicieron un sacrificio. Para dar luz al nuevo sol, un dios llamado Nanahuatzin se arrojó al fuego, convirtiéndose en el sol. Sin embargo, el nuevo sol no podía moverse, por lo que los dioses debieron sacrificar su propia sangre para que el sol pudiera seguir su curso en el cielo.
Este mito resalta la centralidad del sacrificio en la religión azteca, donde la sangre era vista como un elemento vital para mantener el orden cósmico. Para los aztecas, los sacrificios humanos no solo aseguraban la continuidad del sol, sino también la existencia misma del universo.
El ciclo de los Cinco Soles representa la naturaleza cíclica del tiempo y la inevitabilidad de la destrucción y la renovación. Este mito está profundamente entrelazado con las prácticas religiosas aztecas y su visión del universo como un delicado equilibrio que dependía del sacrificio constante.
El mito de la creación Hindú
En la cosmogonía hindú, una de las versiones más antiguas sobre la creación es la historia del Huevo Cósmico, conocido como Hiranyagarbha, que contenía al universo antes de su nacimiento. Este huevo flotaba en el caos primigenio, y cuando se rompió, dio lugar al cosmos y a Brahma, el dios creador.
Otra versión del mito hindú es la del sacrificio del dios primordial Purusha, quien fue desmembrado por los dioses. De su cuerpo nacieron todas las cosas: su boca se convirtió en los Brahmanes (la casta sacerdotal), sus brazos en los Kshatriyas (los guerreros), sus muslos en los Vaishyas (los comerciantes) y sus pies en los Shudras (los sirvientes). Así, el sacrificio de Purusha creó tanto el universo como la sociedad humana.
El mito de Purusha aparece en los antiguos textos védicos, específicamente en el Rigveda. Este sacrificio primordial es una poderosa alegoría de la interconexión de todas las cosas y de la importancia de la división y el orden en la creación.
El Huevo Cósmico y el sacrificio de Purusha reflejan la creencia en la unidad fundamental del cosmos y la humanidad. El sacrificio de una parte para el beneficio del todo es un tema recurrente en la filosofía hindú, representando la interdependencia de todas las formas de vida.
El mito de la creación en la Mitología China
En la mitología china, el mundo se originó a partir de un huevo cósmico lleno de caos. Dentro de este huevo estaba el gigante Pangu, quien dormía durante 18.000 años. Al despertar, rompió el huevo con un hacha, separando el cielo y la tierra. Pangu sostuvo el cielo con sus manos durante toda su vida para que no cayera sobre la tierra.
Cuando Pangu finalmente murió, su cuerpo se transformó en los elementos del mundo. Sus ojos se convirtieron en el sol y la luna, su aliento en el viento, y su voz en el trueno. Las montañas surgieron de sus huesos, y los ríos de su sangre.
La mitología china presenta a Pangu como un ser benévolo cuyo sacrificio permitió la creación del mundo tal como lo conocemos. Algunas versiones del mito mencionan que los humanos fueron creados a partir de los insectos que surgieron de su cuerpo después de su muerte.
Este mito refleja la creencia en la creación a partir de un ser primordial cuyo sacrificio permite la existencia del mundo. La imagen de Pangu sosteniendo el cielo durante toda su vida simboliza el esfuerzo necesario para mantener el equilibrio cósmico.
El mito babilónico de la Creación
El Enuma Elish, el mito de la creación de Babilonia, describe una épica batalla entre los dioses. Al principio, solo existían dos deidades primordiales: Apsu, el dios del agua dulce, y Tiamat, la diosa del agua salada. De su unión surgieron los primeros dioses, pero Apsu intentó destruirlos, temiendo su poder. En respuesta, el dios Ea mató a Apsu y se convirtió en el líder de los dioses jóvenes.
Enfurecida por la muerte de Apsu, Tiamat creó un ejército de monstruos para vengarse, pero fue derrotada por Marduk, el dios de la tormenta. Marduk mató a Tiamat y dividió su cuerpo en dos, formando el cielo y la tierra con sus restos. Luego, creó a los humanos a partir de la sangre de Kingu, el consorte de Tiamat, para que sirvieran a los dioses.
El Enuma Elish es uno de los textos más antiguos de la humanidad, y fue recitado durante las festividades del Año Nuevo babilónico. Este mito no solo explica la creación del mundo, sino también la legitimación del poder de Marduk como el principal dios del panteón babilónico.
El mito babilónico resalta la creación a través del conflicto, con la destrucción de Tiamat simbolizando la victoria del orden sobre el caos. La creación de la humanidad a partir de la sangre de Kingu subraya la dependencia de los humanos de los dioses y su papel como sirvientes de estos.
Cada mito de creación refleja la visión del mundo de las culturas antiguas, donde el caos primigenio es transformado en orden a través de sacrificios divinos, luchas cósmicas o acciones de dioses creadores. Estos relatos, además de ofrecer explicaciones sobre el origen del mundo, también reflejan las preocupaciones y valores de cada sociedad.
Los mitos de creación son más que simples narraciones; son intentos profundos de comprender la naturaleza del universo y el lugar del ser humano en él. Al explorar estos mitos de diferentes culturas, podemos ver las similitudes y diferencias en las creencias fundamentales sobre la vida, la muerte, y el cosmos.
muy interesante @victorgo18 🙂
😲 tan distintas y con algunas sorprendentes similitudes...