Protagonizaron las rutas comerciales que durante más de tres siglos (del s.XVI al s.XVIII) unieron España con América y Filipinas a través de las llamadas "flotas de Indias".
Hace pocos días, en Sevilla (España) asistí a una exposición de la mano de la Fundación Nao Victoria (turismo con mascarilla, pero es lo que hay) en la que pude asomarme a la réplica de un galeón español, el Andalucía, una visita muy didáctica a uno los poderosos navíos protagonistas de la que sin duda fue la ruta marítima más larga, en duración y en recorrido, de la historia de la navegación.
Nota: justo al lado también se puede uno asomar a la réplica de la Nao Victoria, navío perteneciente a la expedición de 250 hombres y 5 navíos de Magallanes-Elcano (que partió y regresó desde Sevilla), con el que se dio la primera vuelta al mundo entre 1519 y 1522, la mayor hazaña marítima de todos los tiempos, -porque había que tenerlos bien puestos para hacerlo en estos navíos-.
En realidad la visita en sí, muy entretenida por cierto, es a un navío que reúne muchas de las características que tenían estos barcos que tanto marcaron el curso de la historia, no sólo de aquella España y América, sino del mundo desde entonces.
Lo cierto es que este tema siempre me ha interesado. Tras el descubrimiento de América en el año 1492 (al menos el descubrimiento oficial pensarán algunos, pero es así), los navíos que se habían empleado para los viajes oceánicos no iban a ser capaces de afrontar toda la inmensa actividad que se abría con el Nuevo Mundo y Filipinas, por lo que se hizo necesario desarrollar nuevas naves, de mayor capacidad de carga y defensa.
Así es como nació el Galeón español, un navío de entre 500 y 1.200 toneladas, con varias cubiertas, artillado con cañones (normalmente 5 por banda) que disparaban bolas de hierro fundido de casi 4 kg a unos 150 metros de distancia y de unos 40 a 60 metros de eslora. Fue diseñado expresamente para cruzar el ancho Atlántico y el aún más extenso Pacífico, con la mayor eficiencia posible para la época.
Los galeones podían transportar hasta 150 personas entre oficiales, marineros, soldados, mercaderes, pasajeros y familias, que convivían con los animales vivos embarcados, en apenas 1,5 m² de espacio habitable a bordo por persona (cierto es que la cifra media de tripulantes en un galeón de 550 toneladas era de unas 60-70 personas). Excepto los oficiales, se dormía en coyes (camas de lona o malla colgantes) y en cajas (o ranchos) llevaban sus pertenencias.
Los principales alimentos a bordo eran el vino y el bizcocho (pan/galleta de harina gruesa cocida dos veces, que muchas veces estaba mohoso o con gusanos), así como también arroz, pescado, quesos, frutos secos, legumbres, aceite y carne salada. La fruta y la verdura pronto se estropeaban debido a la humedad y la temperatura y el agua a los 20-30 días se había corrompido. Se cocinaba en un fogón de leña situado en la cubierta principal, bien vigilado para evitar incendios, y parece ser que el grito de llamada para la comida era "quien no viniere que no coma".
Los tripulantes convivían durante estos viajes en condiciones muy duras, hacinados, con ratas, piojos y pulgas, y con frecuencia padecían enfermedades como el escorbuto, y la sanidad por lo general estaba en manos de cirujanos y barberos que apenas cosían heridas o hacían sangrías.
Los galeones fueron los protagonistas de lo que se conoció como "Carrera de Indias", que fue el sistema de rutas que unía España, América y el Pacífico, a través de las denominadas "flotas de Nueva España, Tierra Firme y los galeones de Manila".
Las flotas del Nuevo Mundo llegaron a estar formadas por hasta 30 galeones, incluso algunas llegaron a contar hasta con 70 navíos, que navegaban en convoy escoltados por barcos de armada para garantizar su seguridad y defensa.
En sus viajes de ida desde España estos navíos iban cargados de productos para las colonias de ultramar, productos como el trigo, el aceite, el vino, paños, tejidos, armas, herramientas y otros productos europeos. Sin embargo, y más importante aún, en sus viajes de vuelta desde América y Filipinas, venían cargados de valiosas mercancías como el oro, la plata, marfiles, sedas, piedras preciosas, etc., que hacían de su carga un fabuloso tesoro.
Entre 1521 y 1600 se calcula que llegaron a transportar "legalmente" hasta España cerca de 17.000 toneladas de plata y 181 toneladas de oro.
Esto hizo que fueran objetivo habitual de piratas, otras potencias europeas, corsarios...
Se exponían de forma habitual a huracanes, tormentas, vías de agua, naufragios, enfermedades a bordo o a estos ataques piratas, lo que hacía que las vidas de los integrantes de estas tripulaciones y demás viajeros estuvieran siempre al filo de la muerte (mucha gente de hecho nunca regresó de estos viajes, encontrando si final en el mar).
Tuvieron, como digo, una enorme importancia en la historia, porque comunicaron América, Asia y Europa durante tres siglos, cubriendo la línea de navegación más larga en extensión y duración que registra la historia de la navegación.
Podríamos decir sin duda que unieron dos mundos y transportaron en sus bodegas mercancías, hombres, culturas, ideas y estéticas procedentes de los grandes continentes del planeta, hecho único en la historia e inicio de la relación entre culturas.
👍😉
y que lo digas!!! 😍
Interesantísimo !
Desde luego unos intrépidos!!!
impresionante...😉
hasta que podamos viajar como antes, es lo que hay si... 😉
como siempre muy interesante @lexsts !!! si que habia que tenerlos bien puestos, y tienes razón, ahora lo que prima es el turismo de cercanía y con mascarilla, qué se le va a hacer...😜