En la década de 1950, cuándo lanzarse a los caminos de la manera que fuera era toda una aventura, hubo un aventurero oriundo de Isla Verde, Argentina, que dejó todo y decidió unir Argentina con Alaska en bicicleta.
Francisco Elías partió de Buenos Aires el 31 de enero de 1952 y arribó a Ottawa el 20 de mayo de 1953.
En estados unidos detectaron que tenía el corazón agrandado y le recomendaton o seguir a Alaska, por lo que su raíd terminó en Ottawa, Canadá.
Además de la custión médica su proyecto original se vió empañado porque la llegada del invierno boreal cubria de nieve los rudimentarios caminos de nieve de entonces. Cuestiones de planificación que con la tecnología y medios de hoy parecen básicas, pero infinitamente más ponderantes hace 70 años.
Desde ya que fue una travesía plagada de aventuras. Desde caminar sobre terraplenes del ferrocarril en la Quiaca -con la bici al lado-, demoras por la guerra civil en Bolivia, hasta una rodada en la cordillera peruana - por lo que debió ser operado. No pude rastrear cómo atravesó el tapón del Darien, pero no debe haber sido fácil.
En Nueva Orleans fue declarado “ciudadano honorario”, entregándole la llave de la ciudad.
La vuelta la eprendió también pedaleando, pero en Nueva York el gobierno argentino le pagó un ticket en barco a Buenos Aires
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